El futuro es ahora

21 May 2025

Nos dijeron que la inteligencia artificial venía en camino. Que un día despertaría, nos cambiaría la vida, y con suerte —o temor—, haría cosas por nosotros. Que algún día.

Ese día es hoy. Y no muchos se han dado cuenta.

Vivimos en una paradoja. Mientras los gigantes tecnológicos compiten en una carrera por crear inteligencia artificial general (AGI), la mayoría de la humanidad sigue creyendo que la IA es algo del futuro. En los pasillos del poder político, por lo menos en los países en vía de desarrollo, aún se habla de la IA como un “tema interesante”, como si fuera una tendencia pasajera. Pero ya está aquí. Operando. Transformándolo todo. Y lo está haciendo sin pedir permiso.

Este artículo no es una predicción. Es una crónica de lo que ya ocurrió y de lo que no estamos viendo. Una advertencia, sí, pero también una invitación a despertar.

El Pasado. De las ideas locas a las máquinas que aprenden solas

La fascinación por crear una inteligencia parecida —o superior— a la humana no es nueva. En los años cincuenta, Alan Turing preguntaba si las máquinas podían pensar. John von Neumann anticipaba un momento en que el progreso sería tan acelerado que marcaría el fin de la historia humana tal como la conocemos. Y mientras tanto, en 1956, un pequeño grupo de científicos en Dartmouth soñaba con que algún día las máquinas podrían aprender.

Pero durante décadas, la IA fue una promesa frustrada. Vinieron los llamados “inviernos de la inteligencia artificial”, momentos en que la tecnología no cumplía lo prometido. Sus creadores eran vistos como excéntricos o soñadores. Schmidhuber, uno de los padres de las redes neuronales, fue ridiculizado por pensar que algún día habría una IA más inteligente que él. Hoy sus algoritmos están en nuestros teléfonos. La G, la P y la T de ChatGPT provienen de las ideas que desarrolló en los años noventa.

¿Por qué ahora sí funciona? Por una razón simple, el cómputo se abarató. Cada cinco años, programar se volvió diez veces más barato. Esa aceleración convirtió en gigantes lo que antes eran juguetes. Hoy, entrenar un modelo es un esfuerzo titánico, pero posible. Y lo estamos haciendo.

El Presente. Cuando la IA dejó de pedir permiso

Desde el 2022, con la llegada de modelos como ChatGPT, Gemini o Claude, entramos a una nueva era. No es una moda. Es una mutación estructural. La IA ya escribe, programa, diseña, analiza, predice, resuelve, conversa, traduce, observa, decide. No lo hace perfecto. Pero sí lo hace mejor que nosotros en muchos aspectos.

David Vivancos, con casi 30 años en el mundo de la IA, lo resume así: «La IA no es algo que se viene. Es algo que ya pasó.»

Lo inquietante es que seguimos actuando como si no estuviera ocurriendo. La educación no ha cambiado. Los gobiernos regulan como si esto fuera un gadget. Las conversaciones públicas no alcanzan a entender el alcance. Y lo más dramático, millones de personas viven como si esto no los fuera a tocar. Como si fuera optativo. Como si se pudiera ignorar sin consecuencias.

Pero no lo es.

La IA ya está redefiniendo el trabajo. Automatizando desde el diagnóstico médico hasta la escritura de código. Está cambiando la salud, la creatividad, la política, la economía. Está en las calles, en las casas, en las empresas, en las campañas electorales. Está generando imágenes, voces, textos, videos, incluso personas falsas. Y lo está haciendo en tiempo real.

El riesgo no es que nos reemplace. El riesgo es quedarnos fuera. Quedarnos desactualizados, sin herramientas, sin comprensión, sin comprensión, sin protagonismo en lo que viene.

La desactualización será existencial.

El Futuro. La especie que vendrá (y ya está en camino)

No se trata de ciencia ficción. Se trata de líneas de tiempo que ya están escritas. Marc Vidal y otros expertos han dividido la evolución de la IA en fases:

  • 2025-2029: Las máquinas tendrán capacidad de cómputo similar al cerebro humano.
  • 2029-2035: Las IA podrán mejorarse a sí mismas. Se autoprogramarán. Esto ya está empezando.
  • 2040 en adelante: El crecimiento será exponencial, fuera de nuestro alcance cognitivo. La llamada Singularidad Tecnológica.

Vivancos lo dice sin rodeos, «Conviviremos con una especie más inteligente que nosotros». Schmidhuber va más lejos, «La IA colonizará el espacio«. Será la nueva forma de inteligencia dominante. Nosotros seremos apenas el fósil de origen.

No hay consenso sobre si eso es una utopía o una distopía. Pero todos coinciden en algo. Va a pasar. Y no hay marcha atrás. Lo que sí está en juego es el rol que queremos tener. ¿Vamos a ser espectadores? ¿Víctimas? ¿Instrumentos? ¿O protagonistas?

No vamos a esperar a que los gobiernos actúen. No podemos. No vamos a esperar que las universidades cambien. No van a alcanzar. No vamos a esperar que la elite entienda. Están demasiado entretenidos en sus egos. Esto es personal. Es ahora. Es tu conciencia frente a lo que viene. Usar IA no es solo usar una herramienta. Es decidir que no vas a quedar atrás.

Es entender que el conocimiento dejó de ser una ventaja. Ahora lo será la comprensión, la capacidad de adaptación, la velocidad de reacción, la opinión crítica, la creatividad, lo humano.

Este no es un artículo para convencerte. Es una invitación a que no te duermas.

Porque el futuro no viene.

El futuro ya llegó.

**Este artículo fue construido a partir del análisis y la reflexión sobre entrevistas, charlas y podcasts de expertos como Marc Vidal, David Vivancos y Jürgen Schmidhuber. Puedes acceder a los videos originales en los enlaces a continuación.