Vamos por parte.
Esto no es un artículo más. Tampoco es una exageración. No es hype tecnológico ni una moda que va a pasar. Es una señal. De esas que, cuando uno las ve, ya no puede hacer como si no las hubiera visto.
Llevo años metido en esto. Observando, estudiando, probando herramientas, automatizando procesos. Al principio era curiosidad. Después, necesidad. Hoy, urgencia.
La inteligencia artificial ya no es una herramienta. Es una infraestructura. Está dejando de ser algo que usamos para convertirse en algo que nos define. Y no está esperando a que estemos listos. Ya está pasando. Sin aviso, sin pedir permiso.
Por eso escribo esto.
No para sonar apocalíptico. Sino para decir: Esto es real.
Y si yo, con todo lo que he aprendido, no hablo de esto, sería parte del silencio.
Y el silencio, hoy, es complicidad.
Ya empecé a hacerme cargo.
Esto que estás leyendo no es una reflexión suelta. Es el inicio de una serie que voy a desplegar desde distintos espacios:
En Chilwue, voy a enseñar cómo usar IA de forma práctica.
En La Citroneta, voy a empujar esta conversación dentro de la agenda política.
En Libros y Bibliotecas, voy a pensar esto desde los libros, los ensayos, las ideas que han acompañado otras grandes transformaciones.
Esto no es una opinión. Es un mapa. Una invitación. Y también, una advertencia.
Esto ya no es futuro. Es ahora.
Darío Amodei, CEO de Anthropic, dijo en Axios que en los próximos cinco años la mitad de los empleos de entrada va a desaparecer. Obama, por su parte, advirtió que hay que hablar en serio sobre inteligencia artificial. Y Ursula von der Leyen sorprendió en el Parlamento Europeo al decir que la IA ya empieza a razonar y que los presupuestos deben adaptarse.
Ya no es tema de nerds. Es tema político. Económico. Social.
Y no estamos hablando de empleos cualquiera. Hablamos de esos trabajos que te permiten entrar al sistema. Los que pagan el arriendo, enseñan el oficio, abren camino. Asistentes, administrativos, operadores, juniors. Cualquier trabajo que se haga con un computador y tenga un flujo repetible.
Todo eso puede hacerlo una IA.
Y no es que el trabajo desaparezca. Es que ya no lo hace una persona. Lo hace una máquina.
Esto no es el fin del trabajo. Es el fin del trabajador humano como centro del proceso. Estamos cambiando cerebros por tarjetas gráficas. Y lo estamos haciendo a toda velocidad.
Esto no es como la revolución industrial. No hay décadas para ajustarse. A veces no hay ni meses.
Y mientras tanto, la mayoría sigue como si nada.
Las universidades siguen formando para oficios que quizás no existirán.
Las empresas contratan como si todo siguiera igual.
El sistema político no ve la urgencia.
Y el Estado, con su aparato pesado, tampoco ayuda.
No es teoría.
Ya hay despidos. Microsoft. UPS. CrowdStrike. Walmart. Miles afuera. Algunos porque sí. Otros porque ahora hay un sistema que hace su trabajo sin quejarse ni pedir aumento.
Y lo peor….. Esto recién empieza!
¿Y ahora qué?
Si llegaste hasta aquí, ya no puedes decir que no sabías.
Porque la pregunta no es si esto va a pasar.
La pregunta es ¿qué vas a hacer tú ahora que ya sabés?
Yo ya decidí tres cosas. No para más adelante. Para ahora. Y te invito a sumarte.
Primero: HABLAR.
En tu casa. En la pega. Con tus hijos. Con tus vecinos. Hablar, no predicar. Preguntar. Compartir. Salir del algoritmo del silencio. Si no lo hacemos nosotros, no lo va a hacer nadie.
Segundo: FORMARSE.
No importa si sabés programar o no. No importa si tenés 20 o 60 años. No se trata de volverse ingeniero. Se trata de entender el mundo en que ya estás viviendo. Usar IA no es un plus. Es un nuevo abecedario.
Tercero: EXIGIR.
A tus líderes, partidos, instituciones. Si un político hoy no tiene una propuesta sobre inteligencia artificial, no está preparado para gobernar. Punto. Es como postular a contador sin saber sumar. Inaceptable.
No se trata de miedo. Se trata de preparación.
No podemos parar el tren. Pero podemos decidir hacia dónde gira. Y eso parte por reconocer que ya estamos arriba. Como ponerse el cinturón, no porque estés seguro de que va a haber un choque, sino porque sabés que no estar preparado es irresponsable.
Este artículo no es un cierre. Es un comienzo. Una conversación que quiero tener contigo. Una serie que irá creciendo. Una comunidad que se irá armando.
Yo ya empecé. No tengo todas las respuestas. Pero tengo todas las ganas.
Así que vamos. Con calma, pero con decisión. Esto recién empieza.
Cada día, una nueva mirada. Cada artículo, un pedazo del mapa que vamos a construir juntos. Una conversación abierta. Sostenida en el tiempo.
Porque esto, no lo podemos hacer solos. Y tampoco lo podemos seguir dejando para después.